Revista Regatas

Esta es una nota sacada del libro de los 40 años del campeonato de fútbol, que nos cuenta acerca de los años 2000.

Por Agustín de la Torre

La alegría de seguir disfrutando 

En esta primera década del siglo XXI Bella Vista sigue siendo una ciudad chica, con muchas familias grandes, con las mismas casas de jardines grandes y algunas tantas calles de tierra. Y se sigue respirando la misma pasión por el fútbol que en 1971, cuando empezó el campeonato, aunque de distinta manera. 

Ya no se va tanto a la cancha como antes, un poco por la inseguridad, y otro poco por la escasa cantidad de entradas disponibles. Ahora tenemos todos los partidos nacionales e internacionales por la tele para verlos y disfrutarlos cuantas veces se nos ocurra. River y Boca siguen predominando entre la cantidad de aficionados bellavistenses, que nos seguimos juntando a jugar al fútbol en casas de amigos y otros lugares para gustar del deporte más lindo del mundo. 

El deporte de la redonda sigue estando en boca de todos los hombres en cada reunión familiar, grupo de colegio, gente amiga o incluso desconocida. Estas discusiones y opiniones se acrecientan, especialmente entre chicos y adolescentes, cuando está en juego el Campeonato Infantil de Fútbol del Regatas. 

Cambia, pero casi todo sigue igual 

Cada vez que se acerca el campeonato, los chicos se siguen ilusionando con poder divertirse, hacer nuevos amigos, sentir la gloria de meter un gol, hacer ganar al equipo y la posibilidad de tocar el cielo con las manos al salir campeón. De eso se trata, de ilusión. “La vida es una ilusión, si no vivimos con ella es triste”, dice una canción. 

Los chicos demuestran ilusión cada fin de semana de noviembre en las canchas del Regatas. Siguen teniendo ansias jugar de nuevo este campeonato. Se siguen entablando discusiones en los colegios sobre quién va a ser el campeón, el mejor aquero o cuál es el mejor jugador. Se habla, se hacen suposiciones, se opina al mejor estilo Macaya Márquez. Esto tampoco cambió.

Todos los noviembres disfrutan de esa magia de jugar al fútbol, de la felicidad de correr tras una pelota y de compartir el fin de semana con amigos.

Entonces vemos que tanto no cambió, al menos en cuanto al fútbol. Sí habrán cambiado ciertas cosas, pero son superficiales, no esenciales.

El tercer milenio empezó con la revolución de las computadoras y demás máquinas de tecnología avanzada. El campeonato no se quedó atrás: ahora hay más y mejores fotos en las revistas, las notas se hacen por computadora en el mismo Club y tantas cosas más. 

Aparecieron, aunque ya a fines de los 90, las camisetas para cada chico, con sponsors incluidos. Ya no se utilizan más las viejas remeras blancas o azules ni mucho menos las bandas o pecheras que usaban nuestros padres.

 Cosas del fútbol… amateur

La página de Internet es un párrafo aparte. Los tiempos de fijarse en las planillas de la YPF o del Club quedaron atrás. Ahora los participantes pueden averiguar cuáles son sus futuros nuevos amigos y sus horarios por el milagro llamado Internet. Allí se publica todo: horarios, canchas, posiciones, etc. 

Lo que le pasó a un hermano mío hace unos años ya no se ve: se llama Manuel de la Torre, igual que otro chico de su misma edad que siempre juega el campeonato. Un año, mis padres se habían ido de viaje la semana anterior al campeonato. Mi abuela fue un día a ver con qué equipo nos tocaba a la YPF de Senador Morón y Gaspar Campos, y anotó un equipo del primer Manuel de la Torre que vio, lógicamente. El equipo era buenísimo y mi hermano estaba feliz. Comentando los días siguientes con sus amigos, uno le dijo que era con él, y mi hermano le contestó que no.

Ahí nos dimos cuenta de que podría ser el otro Manuel. Hubo que llamar al Club, fijarse los DNI, un lío bárbaro… Finalmente era el equipo del otro Manuel de la Torre, y el de mi hermano no era tan bueno. Creo que salieron casi últimos. 

Distintos nombres, la misma pasión

Ahora también tenemos el fútbol femenino, y así el Campeonato sumó a las chicas entre sus participantes. Las madres no se quedaron atrás y ya tienen desde hace unos años su propia competencia, en la que se divierten mucho.

Cambiaron los compañeros preferidos para los equipos. En mi época, no mucho tiempo atrás (años 98-2007), y un poco antes también, buscábamos en nuestros equipos a Pedro Sanz, Gero González Tornquinst, J. L. Álvarez Primo, Coco Saint Jean, Pipe Bonello, Francisco Migliore, los mellizos Calvo, entre otros mágicos de la redonda. O también un arquero seguro como Pedro Di Santi. Ahora se codician mucho Santiago o Esteban de la Torre, Colo Raffinetti, Chema Dalbosco, Bautista Landívar, Justo Camerlinckx y otras tantas estrellas del Campeonato. 

Todos ellos, y en realidad todos los jugadores, renuevan año a año sus esperanzas de sentirse Palermo, Carrizo, Saviola, Messi o Lopez al menos por un mes. 

Durante estos años han descollado distintos equipos en todas las categorías, que quedarán en la historia grande del torneo. Mientras el Racing de Merlo salía campeón después de 35 años, Aconcagua de la mano de Pedro Sanz, Joaquín Alemán y Joaquín Pisani, entre otros, levantaba la copa de la categoría B. En el año 2006, Los Pumas de Agustín Campos, Andrés Wade y Nacho Carcavallo arrasaba en la cancha 5 de la categoría E. En 2005, en la 4, Jabalíes daba la vuelta de la mano de Álvarez Primo, Reynoso, Pueyrredón, Campos y otras figuras. 

Tampoco cambiaron las ganas por salir en la revista, sobre todo en la tapa o como figuras del partido. Desde que existe, que tu nombre salga allí publicado es lo más grande que te puede pasar.

Los tiempos y los nombres cambian, también algunas otras cosas, pero casi todo es igual. La  misma pasión, las mismas ganas, la misma ilusión, la misma alegría. En 1971, y en 2010 también. Sigamos disfrutando.