Revista Regatas

Charlamos con Pali De Luca, el destacado referee de la final de la URBA del pasado sábado, que nos contó acerca de su experiencia en el referato y de sus mejores momentos en el club y en el campeonato de fútbol.

Por Felipe Castro Juárez Y Pedro Fassi


Aprovechando su reciente actuación en la final del rugby bonaerense, entrevistamos a uno de los árbitros más reconocidos que tiene y tuvo nuestro club, siendo uno de los mejores a nivel nacional actualmente. Aquí, él nos habló de su llegada al club, de su trayectoria como referee y hasta de sus anécdotas en el campeonato. Estas fueron nuestras preguntas…

¿Cómo fueron tus inicios en el club?
Pali vivió en Bella Vista desde los 5 años. Al principio, él no disfrutaba mucho del rugby porque no le gustaba golpearse, era más del fútbol. Su padre y sus tíos eran muy apegados a nuestro club, pero, por más que la mayoría de sus familiares jugasen al rugby, ninguno de ellos fue quien logró convencerlo de jugar. Según nos cuenta Pali: “Mi vecino, Marcelo Segarra, que era entrenador de la 90 (Camada de Pali) junto con José Torreguitar, siempre me decía que vaya a jugar. Un día le hice caso y fui. José, pillo, me puso en un equipo con todos buenos jugadores y, como yo era rápido, hice muchos trys porque me pasaban la pelota, corría y apoyaba. Tras mi destacada actuación en ese partido, el deporte me gustó y ya ahí me quedé”.

¿Cómo fue tu camino para convertirte en referee?
“Mi viejo era referee entonces para mí nunca fue algo raro, siempre lo tuve como algo cercano, algo común. De chico veía los partidos que refereaba él, es más, a veces refereaba a Regatas. Cuando yo era chiquito, tipo 7/8 años, iba los sábados al club donde le tocaba dirigir a mi viejo y lo miraba como el programa del día”. Pali nunca tuvo la idea de ser referee cuando era chico, él quería jugar. De grande vio en el referato una oportunidad de poder viajar, conocer personas y lugares y, sobre todo, poder tener un papel importante en los partidos. El comenzó refereando partidos de juveniles a sus 20 años, sólo teniendo un año más que los jugadores, refereando a sus propios amigos como Lucas Rush y Santi Cordero.
 “El primer curso lo hice gracias a Julito” refiriéndose Pali a Julio Servetto, amigo suyo y compañero entrenador de la M19. En sus años de novato, Pali ya mostraba cualidades de un gran referee, gracias a eso fue que se hizo notar y pudo seguir escalando en prestigio.

¿Cómo manejas las situaciones en donde cometés errores?
 Como todos, los referees se pueden equivocar, obviamente no es la idea, pero lo que hace Pali en esas situaciones es: Primero, si tiene tiempo de cambiar su decisión, lo hace, pidiendo disculpas por sus errores. Sin embargo, si es una jugada que ya pasó, no vuelve atrás, lo saca de su cabeza y que siga el juego. Como buen árbitro que es, Pali no tiene problema en admitir sus errores y comunicárselo a los capitanes de los equipos. “No creo que sea algo grave. Cuando vos le decís a un jugador: che, no lo ví, ya está, se terminó la discusión. Porque ya está, no lo viste. No es que le estas diciendo que no tiene razón, no podemos discutir algo que no ví”.

¿Fue significativo el cambio de referear juveniles a plantel superior?
Pali nos cuenta que fue a sus 22/23 años cuando empezó a referear plantel superior, comenzando con las “pres”. Lo que más lo complicó fue que había señores ya grandes con más mañas y experiencia, tal vez volviendo de alguna lesión, jugando con chicos que acababan de subir a plantel. “Si, fue un cambio grande, pero siempre vas aprendiendo, creciendo y tratando de acomodarte”.

¿Algún partido especial que te acuerdes?
“A ver, no jugando, pero recuerdo el partido de 2016 contra Newman en playoffs. Fue tal vez uno de los días más lindos de mi vida, una lástima el resultado, pero toda la previa fue un espectáculo (nota del editor: confirmo). Aunque yo era muy chico, también tengo recuerdos de la final del 2002. Como referee, creo que las 3 finales de URBA y los partidos de los mundiales juveniles son únicos. Además, me gustaba mucho irme de intercambio a Francia para referear Pro D2, el cuál es un nivel altísimo y estar en un estadio con 15.000 personas era espectacular”.

¿Hubo algún partido que se te fue de las manos?
Pali nos remarcó que de esos partidos se aprende un montón. Uno de sus peores partidos fue un CUBA-Alumni en 2016. Él venía de referear una semifinal, entre el SIC y Alumni y fue confiado. “Pensando que ese partido, que era mucho menos importante, me lo hacía de taco. Se me hizo un caos y no supe cómo resolverlo. Ese día aprendí que, sí creo que soy el mejor, me va a salir todo mal”.

¿Cómo se sintió referear la final de este año?
Durante el partido Pali siempre estuvo muy metido, concentrado, tratando colaborar con el juego y los jugadores para que puedan jugar de la mejor manera.”Creo que para la final te vas preparando durante el año” es la respuesta que siempre da Pali cuando le preguntan por sus preparaciones antes de las finales. Él cuenta que también es un vínculo que se forma con los jugadores a través de todos los partidos del año. Esto genera confianza entre los jugadores y él, lo que ayuda a que los partidos salgan mejor. “El otro día no hubo ninguna pelea o agarrón, porque los jugadores confían y se quedan tranquilos con la decisión, porque creen en lo que ví como referee”.

¿Qué fue lo mejor que te trajo la experiencia de ser referee?
“Una de las mejores cosas es la cantidad de gente que conoces. Hay gente de otras provincias o países que veo solo una vez al año cuando me toca referear ahí. Aprecio un montón cuando me encuentro con esas personas”.

¿Qué te hizo hacerte entrenador de Juveniles?
Como a mucha gente, a Pali le gusta estar en el club y mencionó que una de las mejores excusas para ir es tener algo que hacer. Entonces comenzó a entrenar, para seguir cerca del juego, tener una razón para ir al club y conocer a los chicos que van a subir a plantel superior en 1 o 2 años. “Cuando venís al club, no conoces a nadie y empezás a ser un outlander en tu propio club, no está bueno. A mí me gusta venir, saludar y conocer a todos y que todos me conozcan. De alguna manera es mi casa y si soy un desconocido en mi casa, para qué vengo”.

¿Cómo ves el futuro del club?
“Creo que va a ser muy bueno. Este año fue mucho mejor que el año que descendimos, las camadas que subieron ayudaron mucho, la Primera ganó muchos partidos importantes y las pres fueron mucho más competitivas”.

¿Cómo fue tu experiencia con el campeonato de fútbol?
Pali, siendo un entusiasta del fútbol, nos contó que jugó desde 1995 hasta el 2018 más o menos, “20 torneos seguidos debo haber jugado seguro”. Logró levantar la copa en 3 ocasiones, en la categoría D con Elefantes y 2 veces, con su equipo “La casa de las luces” en categorías juveniles. “Éramos conocidos por perder finales. La primera vez que ganamos, fue gracias a un gol mío faltando 5 minutos. Le pegué muy mal al arco, le rebotó a uno y entró, pero contó cómo gol mío, así que puedo decir que ganamos gracias a mí. La otra final ganamos con un cómodo 3-0″.
“Teníamos mucha pica con La 84/85, que nos han ganado, pero nosotros más a ellos. Nos sacábamos chispas. También con “Dame lo Mío” en el cual jugaba Tato, head coach de la M19, aunque vino con nosotros un año y ganamos”.
“Esperaba todo el año para jugar el torneo, de chico jugaba de delantero y jugaba bien. Ahora de grande, juego de 5 y no perdí tanto el nivel”.


¿Los cracks de tu época eran?
Ante esta pregunta Pali nos dio nombres como Pipe Bonello, Gero Gonzales Tornquist, Pepe De la Torre y, sobre todo, “Fil” Torreguitar. “Fil era Messi. Era tan bueno que, como no le tocaban grandes equipos, llegaba a la final, pero perdía. Decí que se dedicó a jugar al rugby y se hizo más torpe jugando al fútbol”. “Con Gero jugué en la E, teníamos un equipazo, íbamos a salir campeones, pero perdimos un día que faltamos los dos”
“Como no había tanta tecnología, era muy bueno llegar al club y fijarte en el papel donde ponían los equipos, con quién te había tocado”
¡Muchas gracias Pali por haber compartido este rato con nosotros y por la buena onda!